Este artículo se publicó hace mucho tiempo. Es posible que haya cambiado mi manera de pensar desde entonces.
Como fue un placer preguntar a Arsenio sobre 20 minutos y su visión del periodismo para BLA, he querido publicarla también aquí.
El pasado día tuvimos la oportunidad de entrevistar a Arsenio Escolar, director del diario 20 minutos, tras la ponencia que ofreció en Fuenlabrada. Aquí van sus respuestas a nuestras preguntas sobre la prensa gratuita, los muros de pago y alguna cosa más.
20 minutos es un superviviente en esta situación: no solo el primero, sino el último de los periódicos gratuitos. ¿Qué hacer para sobrevivir en una situación así, qué os hace diferentes?
El hecho de ser los primeros nos ha hecho tener mucha más experiencia en el mercado de prensa gratuita que los demás. Además, hemos tenido la suerte de contar con un accionista, el grupo noruego Schibsted, de mucha solvencia: no solo económica, sino intelectual, cultural y profesional. Gracias a ellos hemos visto muy pronto hacia dónde teníamos que llevar tanto la edición impresa como la digital, cómo teníamos que sacar nuevos productos.
20 minutos es un periódico gratuito en papel y en la web. Sin embargo, hay otros medios que apuestan por ser de pago en ambas plataformas. ¿Qué opinión le merece el muro de pago?
Es respetable. Lo que tenemos que hacer es prueba y error, ensayar de todo. ¿Se va a pagar por información online? Yo lo dudo. Habrá quien tenga posibilidades, sí: tendrá que tener un producto y unos contenidos muy exclusivos que le merezcan la pena al suscriptor. El problema es que la tendencia generalizada es a lo contrario: hay tanta sobreabundancia de información, de opinión y de análisis online gratuito que es muy difícil venderlo. Pero merece la pena conceder al menos el beneficio de la duda a los pioneros que intentan algo nuevo.
Otro de los elementos diferenciadores de 20 minutos es que se trata de un periódico Creative Commons. ¿Qué beneficios os ha reportado liberar vuestros contenidos?
Parte de una convicción: nosotros creíamos que era casi nuestra obligación. Hace unos años aprobamos un manifiesto en el que decíamos que la prensa gratuita era un bien público: jugamos un papel democrático en la sociedad, como creadores de opinión y sobre todo transmisores de conocimiento, de información. Dar el paso de poner además nuestros contenidos a disposición del público, evidentemente para usos no venales, no económicos, era lo natural. Estamos contentos de haberlo dado, y no nos ha dado ningún otro beneficio que el de la credibilidad.
Ya para terminar: en un par de líneas, un consejo a los jóvenes periodistas.
No hay que rendirse. Esta es una profesión maravillosa, que requiere mucho, muchísimo esfuerzo, pero las oportunidades están ahí: no tiene que desalentarse nadie. Hay dificultades en todas las profesiones y sectores, y no pasa nada. El que tiene la oportunidad, la identifica y la coge, va a llegar. Nada de pesimismo.